Hoy en día, la forma que tenemos de generar trabajo y realizar proyectos creativos y de gran efectividad es mediante la cooperación.
Precisamente de esto trata el coworking (cotrabajo). El trabajo cooperativo o en cooperación es la forma de trabajo que permite a profesionales independientes, emprendedores, y pymes de diferentes sectores, compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, al mismo tiempo que fomentan proyectos conjuntos.
De esta forma se comparte oficina y equipamientos (sobrepasando el concepto de los antigüos «cibercafés», en los que también hay conexión a internet), fomentando las relaciones estables entre profesionales de distintos ámbitos que dan lugar a relaciones cliente-proveedor. Generalmente se genera un sentimiento de pertenencia a una comunidad, más allá de las vinculaciones afectivas, entre l@s trabajador@s que frecuentan los espacios de coworking.
Destinados principalmente a profesionales de internet como arquitectos, fotógrafos, escritores, periodistas, y cómo no, trabajador@s sociales, cuentan con, entre otras cosas, un escritorio individual y acceso a internet.
Los Knowmads digitales de los que os hablé en esta entrada tienen cabida (más de la que os imagináis) en este tipo de espacios, ya que estos profesionales viajan por todo el mundo llevando consigo sus ordenadores portátiles…viajando por ejemplo desde España a Alemania, o a Estados Unidos. Y lo he podido comprobar yendo a visitar un Centro de Coworking de mi provincia. De esto os hablaré más tarde.
La vida social, en colaboración y las prácticas de gestión cercanas a las de una cooperativa (incluída la atención especial a la comunidad) no son fomentadas por las incubadoras de empresas y los centros de negocios, por eso no encajan como modelo de coworking.
Cuando hice las prácticas del Máster de Políticas Comunitarias y Cooperación Territorial, en la Cámara de Comercio de Vigo, en el año 2013, pude comprobar, sorprendentemente, que la Incubadora de Pymes que aloja la Cámara, no era precisamente un modelo a seguir de relaciones estables entre profesionales. Si algo ofrece el trabajo colaborativo es solucionar el modelo de aislamiento que supone para muchos trabajadores independientes, o microempresas, la experiencia del trabajo en casa.
Y lo bueno ahora de los espacios de coworking es que se están especializando (mujeres, creatividad, etc).
Os estaréis preguntando… y de dónde viene el término «coworking». Pues ha sido inventado por Brouni en 1999, auque ha sido difundido en realidad por Brad Neuberg en 2005. Él creó un espacio de coworking en San Francisco llamado «Hat Factory», loft donde trabajaban tres freelances. Luego creó «Citizen Space», que fue verdaderamente el primer espacio de coworking de Estados Unidos.
España destaca, desde el 2012, en importancia como el tercer país a nivel mundial (detrás de EE.UU. y Alemania) con más oficinas para coworking, situándolo junto con Australia, como el país que más espacio de coworking per cápita posee. La crisis financiera, desde el 2008, impulsó a muchos emprendedores, trabajadores freelances y autónomos españoles a optar por este movimiento originado en Estado Unidos.
Así que el COWORKING es ya considerado como un nuevo modelo empresarial. Se ha pasado de 3.400 centros en 80 países a 7.800 en estos dos años de relativa recuperación económica.
Os dejo datos sobre el Fenómeno Coworking aquí: El Fenómeno Coworking se consolida en todo el mundo.
El espacio de coworking es un ecosistema en el que intervienen diferentes agentes, y por ello, debe ser diseñado, a conciencia, para resolver las diferentes necesidades que surgen a lo largo de la vida de los espacios. Y como no es lo mismo la teoría, que la práctica, me fui a visitar un espacio de coworking en la ciudad de Vigo (Pontevedra).
Cogí un bus, por la mañana, pensando en qué es lo que podía encontrarme allí. De camino hice algunas fotos.
Cuando llegué a la puerta del Centro, después de subir escaleras decidiendo hacer ejercicio no cogiendo el ascensor, timbre en la entrada y fue entonces cuando una chica muy risueña me abrió la puerta…
Después de hablar con ella, de explicarle mi interés por impartir Talleres de Manualidades, y de querer dejarles un currículo, accedió muy amablemente a enseñarme el centro y a explicarme qué tipo de empresari@s forman en la actualidad el centro, qué tipo de organización tienen, y cómo interactúan entre ellos, como empresas y como personas.
La relación que tienen entre ell@s es muy estrecha, tanto que esa misma semana, habían creado entre tod@s l@s empresar@s y freelances un gran cartel en el que estaban expresados los diferentes gust@s personales de cada un@ de ell@s, según me comentó y que yo pude comprobar.
Pensaba hacer una foto al cartel. Pero lo cierto es que no me he atrevido, por si a la gestora le parecía que no era correcto. Lo que sí he he hecho es manifestar la magnífica idea del cartel, que como bien podéis imaginar es el CLARO EJEMPLO DE COWORKING, dónde tod@s aportan y se recogen sinergias que dan VALOR a los PROYECTOS que allí tienen lugar.
Me comentó también los horarios de los empresarios. Lógicamente dijo que allí , algun@s empresari@s o freelances trabajaban también todo el fin de semana. Tienen una zona reservada para poder comer, hacerse café, etc.
Después me presentó a las dos chicas administrativas que trabajan allí.
Una de ellas fue entonces cuando me preguntó qué necesitaba yo para impartir los talleres en el centro: un baño con lavabo, mesado… antes de poder acabar la frase intentando responderle, Maite, la chica que resultó ser la gestora del centro, me llevó a conocer el resto de los espacios de trabajo: mesados de despacho (abiertos), salas/aulas de reuniones, espacio de ocio y distracción (necesario para poder centrarse después mejor en las ideas, toma de decisiones, etc).
La disposición la podéis apreciar en la foto.
Al terminar de enseñarme el centro y de comprender, por mi parte, cómo es el trabajo allí, la gestora me dió una tarjeta, presentándose como Maite.
Me acompañó hasta la salida del centro por otra puerta distinta a la de la entrada, siendo entonces cuando nos dimos un apretón de manos, quedándome muy satisfecha y agradecida.
Finalmente me despedí del personal, de las dos administrativas, Estela y Mónica, dándoles las gracias a ellas y a la gestora.
Queda claro que el centro, como espacio, se adecúa a las necesidades de los usuarios, ya que es lo que va a permitir responder a cuestiones emocionales y funcionales que han de ser resueltas a lo largo de la vida del Centro de Coworking.
Se incentiva, se motiva el pensamiento positivo, pensamientos necesarios para generar CULTURA DE CAMBIO. Algo tan fundamental para nosotr@s, l@s TRABAJADOR@S SOCIALES.
Diseñan su propio mobiliario, llenan las instalaciones con piezas de diseño, evidencian un pensar diferente que es el camino de la innovación, demostrando que EL CAMBIO ES POSIBLE (ESPACIO +CULTURA). Participación natural que crea una atmósfera que invita a los coworkers a desarrollar el sentido de la pertenencia a una comunidad de profesionales de la que forma parte, llevando a colaborar para estar actualizado y generando oportunidades a través de las conversaciones naturales desarrolladas en el espacio (dando lugar a trabajo y economía).
By equints (20/04/2016)